viernes, 20 de diciembre de 2013

Amy Rose Classic y Rosy the Rascal.



Rosy Generations: Galería.




Amy Rose Classic and Rosy the Rascal in New York City.


DIARIO DE JULIA MARÍA SORIANO PADILLA. 2º PARTE.


LA VIDA DE JULIA MARÍA SORIANO PADILLA.

Hola, soy yo otra vez; la chica de la historia <<El viaje de las gemelas Julia María y Julie Marie >>, Julia María Soriano Padilla; y os voy a contar como me va en el edificio de Mirador de Montepinar.
Una de mis mayores fobias son las arañas. La psicóloga Judith, que vive en un piso más arriba del nuestro; que es un dúplex, me dice que tengo aracnofobia; un poquillo más claro; fobia a las arañas. Por eso, cuando veo una, voy al psicólogo, o mejor dicho; psicóloga.
Junto a mi hermana Julie Marie Soriano Padilla; con sus poderes paranormales.
La verdad es que no es fácil la convivencia con una hermana gemela de 13 años con poderes paranormales, y que es budista y cristiana a la vez. Eso, y el lío que montó en el hiper con un pollo, en la semana del Japón, hace años, y que va a volver a hacer algún día.
Según esto, yo creo que mi hermana puede ver el futuro sin ningún problema o leer la mente. Pero, cuando estamos en el instituto; está en las nubes. Ya lleva muchos avisos por parte de los profesores; pero aún así; aprueba todos los exámenes. Y os preguntaréis; ¿Cómo puede aprobar la chiquilla, si está en los mundos de yupi? La respuesta; estudia en casa, y cuando hay exámenes, se pasa toda la noche encerrada en su habitación, estudiando, hasta las 2:00 de la mañana.
Yo apruebo casi todos los exámenes, menos los de matemáticas. Ni como dice mi vecina Berta;
-Por ser pecadores, Dios os castiga.-
Y encima se cree muy santa, pero os voy a revelar un gran secreto; bueno que ya no es, pero os lo cuento; se lió con el conserje.
Si, si; es cierto, y ahora que su marido se divorció de ella, anda por el edificio de la comunidad en donde yo vivo; Mirador de Montepinar, coqueteando con todos los hombres.
Y yo creo que por eso, mi madre la llama; Sor Quisquilla. Solo con oír ese apodo, me dan ganas de reír.
El Imbécil; mi primo de 4 años, de Carabanchel Alto; un barrio de la ciudad de Madrid, Manolito Gafotas, mi otro primo, de 10 años; que es hermano de El Imbécil. Es muy raro que sus padres se llamen también, Manolo y Catalina, y que vivan en un piso con su abuelo. Si es que en mi familia todos somos muy raros o sea un fenómeno paranormal.
Mi madre Catalina y sus protecciones, y mi padre Manolo, que es camionero, como mi tío Manolo; que es hermano suyo, y solo lo vemos los fines de semana.

Es verano, a finales del instituto; tenemos exámenes finales, y con los líos que arman nuestros vecinos, mejor no liarla y estudiar por la noche.
Era por la mañana, yo me acababa de levantar y miré el reloj. Era Sábado, a las 7:00 de la mañana y me lavé y duché en el cuarto de baño a la vez que hice mis necesidades, me puse una camiseta blanca con un corazón rojo pintado en medio, unos pantalones azules de chándal, unas deportivas blancas de la marca; Nine y una felpa roja en la cabeza.
Después de eso, salí de mi habitación y vi a mi hermana Julie con una blusa verde de manga corta, una falda rosa, unas deportivas de la marca; Nine, una felpa roja en la cabeza y unas medias negras en las piernas.
Ambas, fuimos a desayunar, nuestros padres ya estaban comiendo y después de desayunar, íbamos a salir a dar un paseo; no sin antes, oír los gritos mañaneros de mi vecina Berta, la del piso de al lado, con sus oraciones y quejas mañaneras, y con su ex-marido Antonio pidiéndole magdalenas, y diciendo que se fuese Parrales de su casa, que no lo quería ni ver; pero Berta dice que no, que no y que no se puede echar a uno sin casa de su casa, porque si no, no seríamos cristianos.
Julie pegó un grito, para darle la razón a Berta, ya que a ambas; Parrales; que es indio, nos cae muy bien y es muy majo.
-¡Eso Antonio, Berta tiene toda la razón, Parrales no se va a ir!-
-¡Gracias!-gritó Parrales, ya que el pobre es muy pacífico y no sabe pelear, es como los budistas; que nunca se pegan.
-¡Calla Julie!-le dije yo susurrándole a mi hermana- ¡Que la liamos otra vez, por tu culpa!-
-¿Quién te ha preguntado?-gritó Antonio.
-¡A la puta calle, pescadero!-gritó Julie, defendiendo a Parrales.
-¡Esa boca!-gritó Berta- ¡Un cristiano no dice esas palabras!-
-¿Y tu Sor Quisquilla?-gritó mi madre asomándose a la puerta- ¡Que te follaste al conserje, por cierto!-
-¡Tu cállate, demonio negro!-gritó Berta.
-¡Siento mucho lo que les ha dicho mi hermana Julie!-grité yo disculpándome- ¡Si quieren ustedes, le lavo la boca con jabón a mi hermana!-
-¡Julia, que no estoy de guasa!-me dijo mi hermana.-¡Ni de coña!
Yo le guiñé un ojo en señal de complicidad y ella captó el mensaje.
-¡Bueno, nos vamos!-gritó J ulie.
Nos fuimos antes de que Berta saliese y le tirase de los pelos a mi madre, y antes de que nos llevásemos la regañina y la santa charla de mi madre
Al bajar corriendo las escaleras, en la planta baja; nos encontramos con Izaskun y Mari Tere; dos ancianas, conocidas más bien, como las dos chismosas. Les cuentan a todos los secretos de los demás, y para colmo; nosotras dos somos amigas suyas y participamos a veces en sus operaciones espías para conseguir cotilleo; como La Vieja I´ Visillo, La Blasa, El Tío de la Vara, La Pantera Rosa, Sherlock Holmes o cualquiera de esos.
Estaban tiradas al sofá de la entrada con el pijama puesto, comiendo y ensuciando el suelo con las migas del pan y de cualquier otra magdalena, como siempre; ya que no tienen trabajo y en la opinión de Judith; ni vida social, y a mi me dan mucha pena; pero son felices así.
Coque, el conserje, que fuma porros y estuvo de joven en la cárcel, por drogas; estaba barriendo el suelo como siempre; con cara de cansancio, ya que Antonio; la noche anterior, lo había llevado de putillas y el pobre estaba que no pegaba ni ojo.
Por suerte, no se acostó con ninguna prostituta, ni él y ni Antonio, para suerte de Berta.
Yo soy la adolescente más buena y más educada de todo el edificio, si hasta la propia Berta, Araceli, que además de budista y pacífica también es lesbiana, y el concejal Enrique me lo dicen. Es cierto; soy la chica más buena que conozco.
-Hola, Coque.-saludé yo a Coque, mientras él barría el suelo.
Coque me respondió:
-Hola Julia, hola Julie.-
Julie le preguntó:
-¿Has ido de putillas y no te acostaste con ninguna?-
-Cierto, mujer- le respondió Coque con una cara de frustración, como si eso fuese normal en un conserje, normal y corriente- cierto.-
-El pescadero en la puta calle, la come cocos se folla al concejal, Sor Quisquilla intentando follar con otro, para olvidar al pescadero, el conserje a punto de morir...-estaba diciendo Izaskun, para su larga lista de chismes.
Yo ignoraba las palabrotas que decía Izaskun; que a pesar de ser una anciana, fuma puros y es una maleducada, malhablada. El misterio es, como Mari Tere la soporta; si ella es muy educada. La respuesta es que, Mari Tere se intentó acostar con Enrique. Una pervertida sin ninguna razón de ser y la sirvienta de Izaskun.
-El vecindario se va a arruinar.-dijo Mari Tere.
Y es cierto; entre Rajoy, Judith como presidenta de la comunidad y la crisis; estamos arruinaos, fijo.
Nos salimos del edificio y fuimos en dirección a Carabanchel Alto, en donde vive mi primo; Manolito Gafotas y su hermano; El Imbécil.
Llegamos al edificio en donde vivían y subimos las escaleras; ya que ellos vivían en el tercer piso; y antes de llamar a la puerta, oímos los gritos mañaneros de mi tía Catalina.
Yo llamé a la puerta y el que nos abrió, fue mi primo; Manolito Gafotas, con sus gafas.
-¡Hola prima!-chilló Manolito.
-Hola primo.-saludamos Julie y yo a la vez, y Manolito nos dejó entrar. Mi tío Manolo aún seguía en Cuenca; según me contó Manolito y que no volvería hasta el Martes.
-¿Dónde está el peque?-dijo Julie, entrando al salón.
-¡El nene no es el peque!-gritó El Imbécil, sentado en el sillón de su padre- ¡El nene es El Imbécil!-
-Perdona, niño- se disculpó Julie- Perdona, pero baja esos humos.-
-¡Es la semana del Japón!- gritó mi tía mientras hablaba por el móvil con la Luisa- ¡Quedamos a las 10:00 de la mañana!-
Había llegado la semana del Japón, por adelantado al hiper que había cerca de allí y sería hasta el Viernes de la siguiente semana.
Cuando fuimos al hiper; Julie y El Imbécil la liaron, y mi primo Manolito Gafotas y yo habíamos participado y nos llevamos la santa regañina. Aún así, ya aprobamos todos el curso y pasamos a 2º ESO.
¡Tenemos todo el verano por delante!
Julia: La vida de Julia María Soriano Padilla. Editoriales I.julia.

DIARIO DE JULIA MARÍA SORIANO PADILLA. 1º PARTE.


EL VIAJE DE LAS GEMELAS JULIA MARÍA Y JULIE MARIE.

Me llamo Julia María Soriano Padilla y te voy a contar la increíble historia que vivimos mi hermana gemela Julie Marie Soriano Padilla y yo con solo 4 años.
Todo comenzó cuando estábamos mi hermana Julie y yo sentadas en dos asientos de una estación de tren de la ciudad de Madrid, junto a nuestros padres; Manolo y Catalina, mirando a los otros pasajeros. Íbamos a ir a New York, a visitar a un familiar que es amigo de un rico empresario y era nuestro primer viaje fuera de España, en tren.
¡La primera vez que íbamos a salir de España!
-Mira, Julia- dijo mi hermana Julie- un empresario con corbata.
Una de las cosas que adoro de mi hermana, es su inocencia; a pesar de que yo soy 4 minutos más menor que ella.
-Tu y tus obsesiones.-le dije yo a mi hermana Julie.
Es cierto; mi hermana Julie tiene la misma obsesión que yo con los empresarios, los rusos, las ciudades con nombres raros y las carreteras.
-Mira, Julie- le dije yo a mi hermana Julie- un ruso.-
-¿A que Detroit es una ciudad con un nombre raro?-me dijo Julie.
-Tienes razón, Julie. Pero yo prefiero más bien; Phoenix, mujer, que Detroit es la ciudad de los asesinatos y del crimen.-dije yo.
Y ambas nos echamos a reír.
Pronto llegó la hora de irnos al tren y yo le cogí la mano a mi hermana para no perdernos en aquella estación y nos montamos en el tren.
Julie y yo nos sentamos juntas, y mis padres se sentaron juntos también.
Faltaba mucho para llegar a New York y cuando se hizo de noche; Julie y yo nos dormimos sin saber lo que nos esperaba.
Al día siguiente, algo me despertó.
Miré sobresaltada a mi alrededor y pude ver que mi hermana seguía aún allí, durmiendo a mi lado, conmigo.
Un hombre con uniforme gritó:
-¡New York! ¡Estamos en New York!-
Después miré hacia los asientos de mis padres y vi que no estaban.
Rápidamente desperté a mi hermana y las dos juntas, buscamos a mis padres por todo el tren, pero no estaban.
Bajamos del tren muy asustadas, sin maletas ni nada.
Agarré la mano de mi hermana muy fuerte porque había mucha gente, yo era la más miedica y me estaba poniendo tan nerviosa que estuve a punto de gritar, pero ya habíamos casi bajado unas escaleras mecánicas y me tapé rápidamente la boca con una mano y con la otra agarraba a mi hermana de la mano. Así hasta que salimos de la estación y ya no tenía ganas de gritar.
Mi hermana daba vueltas alrededor de mi, haciendo movimientos raros con sus manos.
-¿Qué haces, Julie?-pregunté yo.
-Te limpio el aura.-dijo Julie terminando de hacer eso- Me lo enseñó nuestra vecina Araceli, la mujer budista.-
Yo la miré con cara de bobalicona.
-¡La de el concejal de ayuntamiento de Madrid! ¡La de Enrique!-me dijo mi hermana, a mi es a veces se me olvidan las cosas. Esa es la razón de que en los exámenes de matemáticas saco un cero, fijo.
-¡Ya me acuerdo!-dije yo.
-¿Mejor?-me dijo mi hermana.
-Gracias.- dije yo- Ahora ya me he calmado.-
La verdad es que no es fácil la convivencia con una hermana gemela de 4 años con poderes paranormales, y que es budista y cristiana a la vez. Eso, y el lío que montó en el hiper con un pollo, en la semana del Japón, meses después de esto.
Estuvimos caminando durante un buen rato; viendo altos rascacielos que hacían que Julie y yo al mirarlos; nos estuviéramos a punto de caer al suelo, pero no nos caímos.
-¿Habrá rusos en New York?-preguntó mi hermana, esperando un sí.
-Quizá- dije yo- A lo mejor también conocemos a Batman o a Superman.-
-O a Spiderman,- dijo Julie- el hombre araña.-
-Arañas, no; gracias.-dije yo, temblando un poco con solo pensar en arañas.
Una de mis mayores fobias son las arañas. La psicóloga me dice que tengo aracnofobia; un poquillo más claro; fobia a las arañas. Por eso, cuando veo una, voy al psicólogo, o mejor dicho; psicóloga.
De repente; vimos a un hombre, moreno, alto, con los ojos marrones, joven y sin la típica barba de unos 30 años con ropa de gente normal que se escondió corriendo detrás de un camión, como si fuese el ladrón de La Pantera Rosa, y nosotras; como las niñas inocentes que éramos, fuimos a preguntarle.
-Disculpe, señor.-dije yo.
-¿Si?-dijo el hombre con voz áspera.
De repente, pensé que era un loco o un supervillano; porque con esa voz, va para Scourge the Hedgehog; de Sonic the Hedgehog; en los Archie Comics.
-¿Usted sabe si estamos de verdad en New York?-dijo Julie.
-Si, ¿por?-dijo el hombre.
-Venimos de España y cuando estábamos en el tren; nuestros padres no estaban.-dije yo con un halo de valor.
-¿Puede ayudarnos?-dijo Julie.
-Por supuesto, pequeñas.-dijo el hombre.
El hombre nos llevó a una casa abandonada, donde había muchos cuchillos y armas.
-¿Y esto?-dijo Julie.
-Soy un fugitivo de la justicia por arrasar tres ciudades y matar a todos sus habitantes.-dijo el hombre.
Yo pensé para mis adentros; que este era Bin Laden o su hijo, fijo.
Yo me alejaba lentamente de él muy asustada, pero mi hermana Julie no retrocedió ni un paso y le limpiaba el aura. Yo me puse la mano en la frente con frustración y puse una cara de sorprendida a la vez que de bobalicona.
-¿Qué estás haciendo?-dijo el hombre.
-Te limpio el aura porque todos somos materia y almas a la vez.-dijo Julie.
-Mi hermana es budista y cristiana a la vez.-dije yo- ¿Y usted?-
-Yo no se nada de budismo.- dijo el hombre- No soy budista y tampoco soy cristiano.-
De repente pensé que este no creía en nada, salvo en la ley de la selva o en la madre naturaleza.
-¿Nos va a matar?-dije yo a punto de llorar.
-No, mujer, no.-dijo el hombre- A las niñas yo no las mato. Les enseño que hay que sobrevivir en la naturaleza.-
Claro y yo soy Jane, la mujer de Tarzán; si pudiera haber dicho, pero estaba tan asustada que solo pensaba en El Imbécil; mi primo de 4 años, de Carabanchel Alto; un barrio de la ciudad de Madrid. Bueno en realidad; en Manolito Gafotas, mi otro primo, de 10 años; que era hermano de El Imbécil. Es muy raro que sus padres se llamen también, Manolo y Catalina, y que vivan en un piso con su abuelo. Si es que en mi familia todos somos muy raros o sea un fenómeno paranormal.
Pude ver que aquel hombre, también era un fenómeno paranormal. Tenía pinta de ser el hombre lobo, X-men o Lobezno.
-¿La ley de la selva?-dijo Julie.
-No, mujer, no.-dijo el hombre poniéndose la mano en la frente con cara de frustración- Escapar de la policía es lo primero.-
Para aquel hombre, la policía y la ley, eran sus enemigos; los villanos peligrosos, sus depredadores y él, la presa inocente que cae fácilmente en la trampa. Aunque, en realidad; él no caía en ninguna trampa; sino la policía caía en sus trampas mortales.
Permanecimos unos cuantas semanas con ese hombre, aunque el hombre nos protegía.
Un día, la policía nos encontró y el hombre nos dejó en un lugar seguro, desde el que pudimos ver cómo se subía a lo alto de la torre de un gran puente que estaba encima de un enorme río, siendo tiroteado por unos policías y cuando el hombre llegó a lo alto sin estar herido, Julie me dijo:
-Se va a tirar al agua y sobrevivirá.-
Según esto, yo creo que mi hermana puede ver el futuro sin ningún problema o leer la mente. Pero, cuando estamos en el instituto; está en las nubes. Ya lleva muchos avisos por parte de los profesores; pero aún así; aprueba todos los exámenes. Y os preguntaréis; ¿Cómo puede aprobar la chiquilla, si está en los mundos de yupi? La respuesta; estudia en casa, y cuando hay exámenes, se pasa toda la noche encerrada en su habitación, estudiando, hasta las 2:00 de la mañana.
Yo apruebo casi todos los exámenes, menos los de matemáticas. Ni como dice mi vecina Berta;
-Por ser pecadores, Dios os castiga.-
Y encima se cree muy santa, pero os voy a revelar un gran secreto; bueno que ya no es, pero os lo cuento; se lió con el conserje.
Si, si; es cierto, y ahora que su marido se divorció de ella, anda por el edificio de la comunidad en donde yo vivo, coqueteando con todos los hombres.
Y yo creo que por eso, mi madre la llama; Sor Quisquilla. Solo con oír ese apodo, me dan ganas de reír.
Entonces el hombre saltó desde lo alto y cayó al agua.
-Es el hombre lobo.-dije yo, creyendo que era la verdadera identidad de aquel hombre, porque ni siquiera nos dijo su nombre.
Volvimos a Madrid con nuestros padres, como una familia; sin olvidar al hombre lobo.
Si es que, a nosotros no nos falta ver Expediente X, porque cada día en nuestra familia, es un fenómeno paranormal.
Actualmente; mi hermana y yo, tenemos 13 años y aún no olvidamos a aquel hombre lobo que nos salvó la vida; pero nunca lo volvimos a ver.
Nunca.
Julia: El viaje de las gemelas Julia María y Julie Marie. Editoriales I.julia.

domingo, 1 de diciembre de 2013

LA LOCA DEL DOCE JOTA.


Erase una vez una muchacha de 12 años que pesaba 63 kilos, tenía granos en la cara, llevaba gafas y aparato dental. Era morena y no tenía los ojos de color porque tenía una enfermedad que le impedían que el iris tuviese color. Su nombre era Teretha Idubber Crossober. Vivía en un piso de Madrid (en el doce <<jota>>) con su madre Alexandra Revilla de 60 años y su gato Bimbú. No tenía padre, ni amigos y ni nadie con quien hablar. Solo con el gato. Cuando iba al instituto todos se metían con ella y nadie la defendía. Su madre nunca la dejo salir sola ni nunca su madre la dejaba ir de fiesta y nunca la dejaba ir de viaje excepto cuando moría alguien o cuando había un funeral. La chica en sus ratos libres iba a su habitación y jugaba con sus juguetes y no tenía ordenador. La madre no le compraba nada de lo que ella quería y no le dejaba para jugar su móvil y solo podía utilizar el teléfono fijo. Cuando la chica veía la tele solo veía las noticias. Su madre no le dejaba ver dibujos animados, ni series de cachondeo y ni series para adolescentes. Su madre y ella solo discutían 4 veces al mes. Cuando era su cumpleaños nadie lo celebraba ni la felicitaba. Ni siquiera su madre y tampoco nadie le regalaba nada. La chica cuando sonreía se le veían los dientes de un color amarillento mezclado con blanco. En los recreos se metía en el cuarto de baño para alumnas del instituto y lloraba de tristeza pero en silencio. Todos la odiaban porque una vez unos la engañaron e hizo una cosa muy fea por lo que nadie la quería y por la noche cuando dormía soñaba con criaturas imaginarias y con mundos oscuros. Su madre si la quería pero la sumía en un mundo triste. Su madre de pequeña fue huérfana y por eso la sumía en un mundo triste. Su padre murió en un terrible accidente de tráfico el día en que ella nació. Un día su abuela (la madre de su padre) murió y la primera persona en enterarse era Teretha. Teretha y su madre siempre quisieron mucho a la abuela. (El abuelo murió mucho antes de que Teretha naciese). Después de que fuesen al entierro se enteraron que como herencia iban a recibir una tele que era de la abuela. Después de recibirla Teretha fue la primera en usar la tele. Por las noches veía las noticias pero al final se quedaba dormida y nunca veía el final de las noticias. Una noche ella veía la tele y no se quedaba dormida pero eran las 3:00 de la mañana, su madre estaba durmiendo en su dormitorio y la pantalla de la tele se puso blanca y gris con un zumbido. Entonces vio la imagen de la abuela moviéndose como si estuviera a punto de salir de la tele y le dijo:- Teretha, Tere, Teretha pronto nos veremos...- Y la tele se apagó sola. La chica se quedo aterrorizada y en los siguientes días le sucedieron cosas misteriosas. Al día siguiente la chica quería limpiar con la aspiradora y la aspiradora no obedecía pero cuando no la usaba la aspiradora se encendía y se movía sola, luego iba a meter unas zanahorias en la batidora y la batidora se encendió sola y le hirió dos dedos. En la nevera encontró entre la comida pelos canosos y una dentadura postiza que tiró a la basura y por la noches cuando su madre dormía ella veía que su gato Bimbú se movía de un lado para otro y gruñendo como si viese algo que ella no podía ver. Teretha anotó todo eso en un pequeño cuaderno de apuntes y se decía:-¿Me estaré volviendo loca?- Un día su madre estaba de compras cuando llegó al piso y vio a los vecinos llamando enfurecidos a la puerta y de debajo de la puerta salía una gran riada de agua. Cuando la vieron le dijeron:-Usted no ha respondido a nuestras llamadas y muchos apartamentos se están mojando.- La madre dice:-Cuando me fui no dejé encendido ni un solo grifo, ni el de la bañera y ni la lavadora. Los únicos que hay dentro son mi hija y mi gato.- Entonces llamaron a la policía y echaron abajo la puerta y vieron que de la lavadora salía mucha agua, dentro de la lavadora había una pantufla desinflada, en la puerta de la lavadora había colgada una camiseta que pertenecía a Teretha, la tele estaba encendida y tenía la pantalla en blanco y gris y emitía el zumbido, toda la casa estaba desordenada y encontraron al gato asustado en un rincón y no había quien lo sacase de ahí hasta que la madre se lo llevó. Único testigo el gato. Pero los gatos no pueden hablar y cuando la policía vio los apuntes de Teretha creyeron que eran los apuntes de una loca y ninguno de ellos no pudo entender cómo iba a desaparecer así una loca. Desde entonces sus vecinos la llamaron <<la loca del doce jota>>. Y desde aquel día nadie la volvió a ver nunca más.
Julia: La loca del doce <<jota>>. Editoriales I.julia.

EL CRETINO VALIENTE.


¡Oh amigos! No sean uno o dos quienes conozcan la historia de terror más rara que me han contado en mi vida. Me lo contó un hombre. Se llama el cretino valiente. Os la cuento:
Erase una vez un hombre que se creía inmortal pero que en realidad no lo era. Un día intentaba quitar una cizaña que había con una hoz mientras decía: -¡Menuda calamidad!- Entonces después de quitarla en el suelo se abrió un pasadizo secreto subterráneo y el hombre entró en el pasadizo secreto subterráneo que en realidad era una cueva subterránea. Al entrar el hombre; la entrada se cerró y el hombre no tubo más remedio que seguir por la cueva a ver a donde llevaba o a ver si había una salida. Se encontró un montón de calaveras de verdad. Entonces se le apareció el fantasma de su novia que murió hace años de una terrible enfermedad. El hombre se sorprendió y el fantasma le dijo: -¡Por piedad, ayudame!- Y llegó un vampiro que le dijo al fantasma: -Cásate conmigo o te encerraré para siempre en tu ataúd y nunca irás al cielo. Ja, ja, ja.- Y el hombre dijo: -¡Dejadla en paz!- Y el vampiro al oír esas palabras dijo: -Te reto a un combate a muerte. ¿Aceptas?-
Y el hombre aceptó. El vampiro le dijo: -Estas son las condiciones. Si yo gano te daré un vudú de la mala suerte y mis voraces pirañas come-hombres te comerán vivo y morirás de la terrible peste que padecen y encerraré a la fantasma para siempre en su ataúd y nunca irá al cielo.- Y el hombre aceptó. Y lucharon. El hombre estuvo a punto de perder y morir porque el vampiro le iba a clavar una estaca en el corazón pero el hombre se la quitó y se la clavó al vampiro que murió y se convirtió en polvo. El fantasma desapareció y el hombre encontró la salida y conducía a una casa vieja y abandonada. La entrada se cerró pero el hombre ya había salido del pasadizo secreto. Entonces se encontró con unos zombies pero los zombies le dijeron que eran británicos vegetarianos y que también tomaban el te y le dijeron que no podía salir a menos que encontrase un tesoro de verdad no podría salir nunca. Pero el hombre encontró el tesoro y salió vivo, sano y salvo de la casa. La fantasma se fue al cielo con Dios. Todo volvió a la normalidad.

Julia: El Cretino Valiente. Editoriales I.julia.

JULIE Y SUS HISTORIAS DE LA GRAN CIUDAD.


Mi nombre es Julie Marie González Padilla, una chica con el pelo rubio, largo y liso de ojos azul cielo, dientes blancos, delgada y un poco alta, con la piel lisa y suave, mejillas rosadas y labios pintados de color carmín. Realmente guapa, lista y con ganas de hacer amigos.
Yo era una joven decidida a instalarme en la gran ciudad estadounidense cuando solo tenía 30 años. Tuve que despedirme de La Vieja I´ Visillo, de La Blasa y de El Tío de la Vara; fieles amigos míos que siempre la estaban liando en el pueblo y de José Mota, el gran cómico deseándole suerte en su trabajo y que tuviese mucho éxito en otros países además de en España. Les conté que a lo mejor conocía a La Pantera Rosa ya que me contaron que había sido vista cerca de donde actualmente vivo.
Compré un bonito piso cuando me instalé en la gran ciudad de New York, dispuesta a ganar dinero con un simple trabajo de camarera en un restaurante.
Siempre llevaba a diario un vestido rojo con una blusa rosa de manga corta por debajo, unos zapatos rojos, unas medias rosas en las piernas y una diadema roja en la cabeza.
En mi tiempo libre me dedicaba a ser una detective que hacía sus propias investigaciones. Por ejemplo, de La Pantera Rosa.
Rebuscaba en libros, en periódicos, en la televisión... Pero nunca la habían visto en realidad; según se creía.
Un día, mis investigaciones obsesivas de detective me llevaron hasta un gran cine en donde se decía que iba a ir aquel día la reina de Inglaterra.
Yo fui de incógnito para ver en persona a la reina de Inglaterra porque era otro de mis grandes sueños; conocer a una reina en persona.
Cuando entré, había un montón de actores y hombres ricos con trajes negros, zapatos negros, un pañuelo blanco que les asomaban del bolsillo sus chaquetas y una pajarita negra, las actrices y mujeres ricas llevaban elegantes vestidos que llegaban al suelo, zapatos de tacón, elegantes bolsos, elegantes peinados, algunas llevaban largos guantes blancos que conjuntaban con el vestido o eran blanco, alguna que otra joya como pendientes, collares, pulseras, anillos... y llevaban la cara cubierta de maquillaje como pintalabios, colorete, rímel, sombra de ojos, pinta uñas en las uñas de las manos, etc.
Estaban todos en la gran entrada del cine o sea dentro del gran cine, con una alfombra roja extendida. Algunos hombres se colocaban las pajaritas, se miraban los zapatos, se echaban un espray para la boca para que el aliento no les oliese mal... Las mujeres no estaban tan nerviosas como los hombres, solo se tocaban el pelo un poco y coqueteaban a la vez que presumían.
Yo no era ni rica, ni famosa pero una anciana de 60 años que era vecina mía me había prestado un precioso vestido rojo de manga corta que llegaba hasta el suelo, unos zapatos rojos de tacón, unos largos guantes blancos, un bolso rojo, un collar blanco y unos pendientes con detalles blancos para ir de incógnito y le prometí que se los devolvería. También me había echado colorete en las mejillas, rímel en las pestañas, colonia con olor a rosas, me había pintado los labios de color carmín, me dejé el pelo suelto y me puse mi típica diadema roja.
Algunos hombres me miraban con cortesía y coquetería, mientras que la mayoría de las mujeres ni siquiera me miraban; solo hablaban de la reina de Inglaterra y de hombres.
Me puse en un sitio en el que no llamaría mucho la atención, dispuesta a darle la mano cortésmente a la reina y a veces me ponía nerviosa y movía mi mano derecha arriba y abajo ensayando el saludo.
Me sentía muy sola entre tanta gente importante, hasta que de repente llegó corriendo un hombre de más o menos 40 años; moreno, con los ojos marrones y un poco más alto que yo; casi de mi misma altura con un traje negro, unos zapatos negros, con una pajarita negra y sin pañuelo en el bolsillo de su chaqueta. Solo yo fui la única que lo miró. Se puso a mi lado, a la izquierda de mi y movía su mano derecha arriba y abajo ensayando el saludo. De repente, un hombre que había a su izquierda se colocaba el pañuelo que llevaba en su chaqueta. Aquel hombre que estaba a mi lado sacó un papel blanco, lo dobló como si fuese un pañuelo y lo metió dentro del bolsillo de su chaqueta haciendo que el papel quedase asomado del bolsillo de su chaqueta como los demás pañuelos. A continuación se echó un poco de espray en la boca y miró a los zapatos del hombre de su lado, metió la punta de su dedo pulgar de su mano derecha en su boca y lo sacó de la boca, dando lugar a que se agachase y se mirase los zapatos e intentó quitar una mota de algo que había pegada en su zapato derecho. Después como no tenía nada para limpiarse el dedo, bajó la cremallera de la bragueta del pantalón del traje, metió el dedo dentro y se lo limpió.
De repente llegó la reina de Inglaterra y aquel hombre todavía no había sacado el dedo de la bragueta, lo peor; la bragueta aún seguía bajada. Alarmada de la situación, decidí reaccionar.
-¡Sire! (Que significa: ¡Señor!)-le dije yo creyendo que aquel hombre no entendía español y miré la bragueta abierta.
El hombre me entendió e sacó su dedo pero yo le dije:
-¡Sire!-
Y el hombre vio que todavía tenía la bragueta abierta e intentó subírsela pero la cremallera se había quedado atascada y la reina andaba cerca.
-¿Can I help you? (Que significa: ¿Puedo ayudarte?)-pregunté yo muy preocupada.
-Yes, please. (Que significa: Si, por favor.)-me respondió el hombre.
Entre los dos logramos subir la cremallera de la bragueta de sus pantalones sin que nadie se diese cuenta y fingimos que todo iba normal.
-Thanks, for save me. (Que significa: Gracias por salvarme.)-me dijo el hombre.
Yo solo le respondí:
-You´re welcome. (Que significa: De nada)-
Le di la mano a la reina en cuanto se acercó a mi y después, la reina iba a darle la mano a aquel hombre; pero el hombre en vez de darle la mano, le dio un cabezazo en la cabeza sin querer, haciendo que la reina cayese dolorida al suelo y varias personas fuesen a ayudarla.
El hombre, avergonzado por lo que había hecho; se marchó de allí corriendo.
Yo corrí tras el hombre, tratando de alcanzarle pero lo perdí de vista pasando un par de calles y me marché decepcionada a mi casa, tratando de pensar, solo en conocer a La Pantera Rosa y probar que existe.
De repente me choqué con un hombre que era inspector con pelo gris y un bigote gris, uniformado de más o menos 40 años también, como aquel hombre al que conocí.
-Sorry, sire. (Que significa: Lo siento, señor.)-dije yo.
-No importa.-me respondió el inspector con acento francés sacando un pequeño diccionario del bolsillo de la chaqueta de su uniforme y mirando el significado.
-¿Usted habla español?-pregunté yo muy sorprendida de que hablase mi idioma.
-Si,-dijo el inspector muy sorprendido también de que yo hablase español- ¿Usted también?-
-Si- dije yo y luego le tendí la mano cortésmente- Soy Julie Marie González Padilla. ¿Y usted?-
El inspector me tomó suavemente la mano- Inspector Crussoe. Hablo francés y español.-
-¿Viene de Francia o de España?-pregunté yo.
-Vengo de Francia.- dijo el inspector Crussoe- Mi padre era de París y mi madre era de España.-
-¿Y vino a trabajar a New York?-pregunté yo.
-Si- dijo el inspector- Y no solo eso; también vine para conocer a La Pantera Rosa y probar que existe en realidad.-
-Como yo- dije yo- Yo vine a New York para trabajar y para conocer a La Pantera Rosa y probar que existe en realidad.-
-Veo que eres como yo.-dijo Crussoe- ¿Eres de España?-
-Si.-dije yo.
-¿Te gustaría intentar descubrir a La Pantera Rosa conmigo?-preguntó Crussoe esperando un si.
-Por supuesto- dije yo.
-Entonces, ¿socios?-preguntó Crussoe esperando un si.
-Si- dije yo- encantada de ser tu socia.-Y luego miré una caja que tenía entre sus manos-¿Qué lleva en esa caja?-
-Es una copia del diamante de La Pantera Rosa.-dijo Crussoe abriendo la caja y enseñando una copia del diamante de La Pantera Rosa, ese tan famoso que hay en un gran museo de New York- Me lo dieron por recuperar el verdadero diamante.-
-¡Eso es maravilloso!-dije yo.
Ahora soy detective, y junto a Crussoe buscamos desesperadamente a La Pantera Rosa, pero no solo eso. También participamos en una investigación privada para encontrar el verdadero diamante de La Pantera Rosa que fue robado esa misma noche, aunque yo creo que si era de La Pantera Rosa; se lo pudo llevar La Pantera Rosa.
Y el hombre de la noche del robo, no era nada más y nada menos que el famoso Mr. Bin.
Julia: Julie y sus historias de la gran ciudad. Editoriales I.julia.