viernes, 20 de diciembre de 2013
DIARIO DE JULIA MARÍA SORIANO PADILLA. 2º PARTE.
LA
VIDA DE JULIA MARÍA SORIANO PADILLA.
Hola,
soy yo otra vez; la chica de la historia <<El viaje de las
gemelas Julia María y Julie Marie >>, Julia María Soriano
Padilla; y os voy a contar como me va en el edificio de Mirador de
Montepinar.
Una de mis mayores fobias son las arañas. La
psicóloga Judith, que vive en un piso más arriba del nuestro; que
es un dúplex, me dice que tengo aracnofobia; un poquillo más claro;
fobia a las arañas. Por eso, cuando veo una, voy al psicólogo, o
mejor dicho; psicóloga.
Junto
a mi hermana Julie Marie Soriano Padilla; con sus poderes
paranormales.
La
verdad es que no es fácil la convivencia con una hermana gemela de
13 años con poderes paranormales, y que es budista y cristiana a la
vez. Eso, y el lío que montó en el hiper con un pollo, en la semana
del Japón, hace años, y que va a volver a hacer algún día.
Según
esto, yo creo que mi hermana puede ver el futuro sin ningún problema
o leer la mente. Pero, cuando estamos en el instituto; está en las
nubes. Ya lleva muchos avisos por parte de los profesores; pero aún
así; aprueba todos los exámenes. Y os preguntaréis; ¿Cómo puede
aprobar la chiquilla, si está en los mundos de yupi? La respuesta;
estudia en casa, y cuando hay exámenes, se pasa toda la noche
encerrada en su habitación, estudiando, hasta las 2:00 de la mañana.
Yo
apruebo casi todos los exámenes, menos los de matemáticas. Ni como
dice mi vecina Berta;
-Por
ser pecadores, Dios os castiga.-
Y
encima se cree muy santa, pero os voy a revelar un gran secreto;
bueno que ya no es, pero os lo cuento; se lió con el conserje.
Si,
si; es cierto, y ahora que su marido se divorció de ella, anda por
el edificio de la comunidad en donde yo vivo; Mirador de Montepinar,
coqueteando con todos los hombres.
Y
yo creo que por eso, mi madre la llama; Sor Quisquilla. Solo con oír
ese apodo, me dan ganas de reír.
El
Imbécil; mi primo de 4 años, de Carabanchel Alto; un barrio de la
ciudad de Madrid, Manolito Gafotas, mi otro primo, de 10 años; que
es hermano de El Imbécil. Es muy raro que sus padres se llamen
también, Manolo y Catalina, y que vivan en un piso con su abuelo. Si
es que en mi familia todos somos muy raros o sea un fenómeno
paranormal.
Mi madre Catalina y sus protecciones, y mi padre
Manolo, que es camionero, como mi tío Manolo; que es hermano suyo, y
solo lo vemos los fines de semana.
Es
verano, a finales del instituto; tenemos exámenes finales, y con los
líos que arman nuestros vecinos, mejor no liarla y estudiar por la
noche.
Era
por la mañana, yo me acababa de levantar y miré el reloj. Era
Sábado, a las 7:00 de la mañana y me lavé y duché en el cuarto de
baño a la vez que hice mis necesidades, me puse una camiseta blanca
con un corazón rojo pintado en medio, unos pantalones azules de
chándal, unas deportivas blancas de la marca; Nine y una felpa roja
en la cabeza.
Después
de eso, salí de mi habitación y vi a mi hermana Julie con una blusa
verde de manga corta, una falda rosa, unas deportivas de la marca;
Nine, una felpa roja en la cabeza y unas medias negras en las
piernas.
Ambas,
fuimos a desayunar, nuestros padres ya estaban comiendo y después de
desayunar, íbamos a salir a dar un paseo; no sin antes, oír los
gritos mañaneros de mi vecina Berta, la del piso de al lado, con sus
oraciones y quejas mañaneras, y con su ex-marido Antonio pidiéndole
magdalenas, y diciendo que se fuese Parrales de su casa, que no lo
quería ni ver; pero Berta dice que no, que no y que no se puede
echar a uno sin casa de su casa, porque si no, no seríamos
cristianos.
Julie
pegó un grito, para darle la razón a Berta, ya que a ambas;
Parrales; que es indio, nos cae muy bien y es muy majo.
-¡Eso
Antonio, Berta tiene toda la razón, Parrales no se va a ir!-
-¡Gracias!-gritó
Parrales, ya que el pobre es muy pacífico y no sabe pelear, es como
los budistas; que nunca se pegan.
-¡Calla
Julie!-le dije yo susurrándole a mi hermana- ¡Que la liamos otra
vez, por tu culpa!-
-¿Quién
te ha preguntado?-gritó Antonio.
-¡A
la puta calle, pescadero!-gritó Julie, defendiendo a Parrales.
-¡Esa
boca!-gritó Berta- ¡Un cristiano no dice esas palabras!-
-¿Y
tu Sor Quisquilla?-gritó mi madre asomándose a la puerta- ¡Que te
follaste al conserje, por cierto!-
-¡Tu
cállate, demonio negro!-gritó Berta.
-¡Siento
mucho lo que les ha dicho mi hermana Julie!-grité yo disculpándome-
¡Si quieren ustedes, le lavo la boca con jabón a mi hermana!-
-¡Julia,
que no estoy de guasa!-me dijo mi hermana.-¡Ni de coña!
Yo
le guiñé un ojo en señal de complicidad y ella captó el mensaje.
-¡Bueno,
nos vamos!-gritó J ulie.
Nos
fuimos antes de que Berta saliese y le tirase de los pelos a mi
madre, y antes de que nos llevásemos la regañina y la santa charla
de mi madre
Al
bajar corriendo las escaleras, en la planta baja; nos encontramos con
Izaskun y Mari Tere; dos ancianas, conocidas más bien, como las dos
chismosas. Les cuentan a todos los secretos de los demás, y para
colmo; nosotras dos somos amigas suyas y participamos a veces en sus
operaciones espías para conseguir cotilleo; como La Vieja I´
Visillo, La Blasa, El Tío de la Vara, La Pantera Rosa, Sherlock
Holmes o cualquiera de esos.
Estaban
tiradas al sofá de la entrada con el pijama puesto, comiendo y
ensuciando el suelo con las migas del pan y de cualquier otra
magdalena, como siempre; ya que no tienen trabajo y en la opinión de
Judith; ni vida social, y a mi me dan mucha pena; pero son felices
así.
Coque,
el conserje, que fuma porros y estuvo de joven en la cárcel, por
drogas; estaba barriendo el suelo como siempre; con cara de
cansancio, ya que Antonio; la noche anterior, lo había llevado de
putillas y el pobre estaba que no pegaba ni ojo.
Por
suerte, no se acostó con ninguna prostituta, ni él y ni Antonio,
para suerte de Berta.
Yo
soy la adolescente más buena y más educada de todo el edificio, si
hasta la propia Berta, Araceli, que además de budista y pacífica
también es lesbiana, y el concejal Enrique me lo dicen. Es cierto;
soy la chica más buena que conozco.
-Hola,
Coque.-saludé yo a Coque, mientras él barría el suelo.
Coque
me respondió:
-Hola
Julia, hola Julie.-
Julie
le preguntó:
-¿Has
ido de putillas y no te acostaste con ninguna?-
-Cierto,
mujer- le respondió Coque con una cara de frustración, como si eso
fuese normal en un conserje, normal y corriente- cierto.-
-El
pescadero en la puta calle, la come cocos se folla al concejal, Sor
Quisquilla intentando follar con otro, para olvidar al pescadero, el
conserje a punto de morir...-estaba diciendo Izaskun, para su larga
lista de chismes.
Yo
ignoraba las palabrotas que decía Izaskun; que a pesar de ser una
anciana, fuma puros y es una maleducada, malhablada. El misterio es,
como Mari Tere la soporta; si ella es muy educada. La respuesta es
que, Mari Tere se intentó acostar con Enrique. Una pervertida sin
ninguna razón de ser y la sirvienta de Izaskun.
-El
vecindario se va a arruinar.-dijo Mari Tere.
Y
es cierto; entre Rajoy, Judith como presidenta de la comunidad y la
crisis; estamos arruinaos, fijo.
Nos
salimos del edificio y fuimos en dirección a Carabanchel Alto, en
donde vive mi primo; Manolito Gafotas y su hermano; El Imbécil.
Llegamos
al edificio en donde vivían y subimos las escaleras; ya que ellos
vivían en el tercer piso; y antes de llamar a la puerta, oímos los
gritos mañaneros de mi tía Catalina.
Yo
llamé a la puerta y el que nos abrió, fue mi primo; Manolito
Gafotas, con sus gafas.
-¡Hola
prima!-chilló Manolito.
-Hola
primo.-saludamos Julie y yo a la vez, y Manolito nos dejó entrar. Mi
tío Manolo aún seguía en Cuenca; según me contó Manolito y que
no volvería hasta el Martes.
-¿Dónde
está el peque?-dijo Julie, entrando al salón.
-¡El
nene no es el peque!-gritó El Imbécil, sentado en el sillón de su
padre- ¡El nene es El Imbécil!-
-Perdona,
niño- se disculpó Julie- Perdona, pero baja esos humos.-
-¡Es
la semana del Japón!- gritó mi tía mientras hablaba por el móvil
con la Luisa- ¡Quedamos a las 10:00 de la mañana!-
Había
llegado la semana del Japón, por adelantado al hiper que había
cerca de allí y sería hasta el Viernes de la siguiente semana.
Cuando
fuimos al hiper; Julie y El Imbécil la liaron, y mi primo Manolito
Gafotas y yo habíamos participado y nos llevamos la santa regañina.
Aún así, ya aprobamos todos el curso y pasamos a 2º ESO.
¡Tenemos
todo el verano por delante!
Julia: La vida de Julia María Soriano Padilla.
Editoriales I.julia.
DIARIO DE JULIA MARÍA SORIANO PADILLA. 1º PARTE.
EL
VIAJE DE LAS GEMELAS JULIA MARÍA Y JULIE MARIE.
Me
llamo Julia María Soriano Padilla y te voy a contar la increíble
historia que vivimos mi hermana gemela Julie Marie Soriano Padilla y
yo con solo 4 años.
Todo
comenzó cuando estábamos mi hermana Julie y yo sentadas en dos
asientos de una estación de tren de la ciudad de Madrid, junto a
nuestros padres; Manolo y Catalina, mirando a los otros pasajeros.
Íbamos a ir a New York, a visitar a un familiar que es amigo de un
rico empresario y era nuestro primer viaje fuera de España, en tren.
¡La
primera vez que íbamos a salir de España!
-Mira,
Julia- dijo mi hermana Julie- un empresario con corbata.
Una
de las cosas que adoro de mi hermana, es su inocencia; a pesar de que
yo soy 4 minutos más menor que ella.
-Tu
y tus obsesiones.-le dije yo a mi hermana Julie.
Es
cierto; mi hermana Julie tiene la misma obsesión que yo con los
empresarios, los rusos, las ciudades con nombres raros y las
carreteras.
-Mira,
Julie- le dije yo a mi hermana Julie- un ruso.-
-¿A
que Detroit es una ciudad con un nombre raro?-me dijo Julie.
-Tienes
razón, Julie. Pero yo prefiero más bien; Phoenix, mujer, que
Detroit es la ciudad de los asesinatos y del crimen.-dije yo.
Y
ambas nos echamos a reír.
Pronto
llegó la hora de irnos al tren y yo le cogí la mano a mi hermana
para no perdernos en aquella estación y nos montamos en el tren.
Julie
y yo nos sentamos juntas, y mis padres se sentaron juntos también.
Faltaba
mucho para llegar a New York y cuando se hizo de noche; Julie y yo
nos dormimos sin saber lo que nos esperaba.
Al
día siguiente, algo me despertó.
Miré
sobresaltada a mi alrededor y pude ver que mi hermana seguía aún
allí, durmiendo a mi lado, conmigo.
Un
hombre con uniforme gritó:
-¡New
York! ¡Estamos en New York!-
Después
miré hacia los asientos de mis padres y vi que no estaban.
Rápidamente
desperté a mi hermana y las dos juntas, buscamos a mis padres por
todo el tren, pero no estaban.
Bajamos
del tren muy asustadas, sin maletas ni nada.
Agarré
la mano de mi hermana muy fuerte porque había mucha gente, yo era la
más miedica y me estaba poniendo tan nerviosa que estuve a punto de
gritar, pero ya habíamos casi bajado unas escaleras mecánicas y me
tapé rápidamente la boca con una mano y con la otra agarraba a mi
hermana de la mano. Así hasta que salimos de la estación y ya no
tenía ganas de gritar.
Mi
hermana daba vueltas alrededor de mi, haciendo movimientos raros con
sus manos.
-¿Qué
haces, Julie?-pregunté yo.
-Te
limpio el aura.-dijo Julie terminando de hacer eso- Me lo enseñó
nuestra vecina Araceli, la mujer budista.-
Yo
la miré con cara de bobalicona.
-¡La
de el concejal de ayuntamiento de Madrid! ¡La de Enrique!-me dijo mi
hermana, a mi es a veces se me olvidan las cosas. Esa es la razón de
que en los exámenes de matemáticas saco un cero, fijo.
-¡Ya
me acuerdo!-dije yo.
-¿Mejor?-me
dijo mi hermana.
-Gracias.-
dije yo- Ahora ya me he calmado.-
La
verdad es que no es fácil la convivencia con una hermana gemela de 4
años con poderes paranormales, y que es budista y cristiana a la
vez. Eso, y el lío que montó en el hiper con un pollo, en la semana
del Japón, meses después de esto.
Estuvimos
caminando durante un buen rato; viendo altos rascacielos que hacían
que Julie y yo al mirarlos; nos estuviéramos a punto de caer al
suelo, pero no nos caímos.
-¿Habrá
rusos en New York?-preguntó mi hermana, esperando un sí.
-Quizá-
dije yo- A lo mejor también conocemos a Batman o a Superman.-
-O
a Spiderman,- dijo Julie- el hombre araña.-
-Arañas,
no; gracias.-dije yo, temblando un poco con solo pensar en arañas.
Una
de mis mayores fobias son las arañas. La psicóloga me dice que
tengo aracnofobia; un poquillo más claro; fobia a las arañas. Por
eso, cuando veo una, voy al psicólogo, o mejor dicho; psicóloga.
De
repente; vimos a un hombre, moreno, alto, con los ojos marrones,
joven y sin la típica barba de unos 30 años con ropa de gente
normal que se escondió corriendo detrás de un camión, como si
fuese el ladrón de La Pantera Rosa, y nosotras; como las niñas
inocentes que éramos, fuimos a preguntarle.
-Disculpe,
señor.-dije yo.
-¿Si?-dijo
el hombre con voz áspera.
De
repente, pensé que era un loco o un supervillano; porque con esa
voz, va para Scourge the Hedgehog; de Sonic the Hedgehog; en los
Archie Comics.
-¿Usted
sabe si estamos de verdad en New York?-dijo Julie.
-Si,
¿por?-dijo el hombre.
-Venimos
de España y cuando estábamos en el tren; nuestros padres no
estaban.-dije yo con un halo de valor.
-¿Puede
ayudarnos?-dijo Julie.
-Por
supuesto, pequeñas.-dijo el hombre.
El
hombre nos llevó a una casa abandonada, donde había muchos
cuchillos y armas.
-¿Y
esto?-dijo Julie.
-Soy
un fugitivo de la justicia por arrasar tres ciudades y matar a todos
sus habitantes.-dijo el hombre.
Yo
pensé para mis adentros; que este era Bin Laden o su hijo, fijo.
Yo
me alejaba lentamente de él muy asustada, pero mi hermana Julie no
retrocedió ni un paso y le limpiaba el aura. Yo me puse la mano en
la frente con frustración y puse una cara de sorprendida a la vez
que de bobalicona.
-¿Qué
estás haciendo?-dijo el hombre.
-Te
limpio el aura porque todos somos materia y almas a la vez.-dijo
Julie.
-Mi
hermana es budista y cristiana a la vez.-dije yo- ¿Y usted?-
-Yo
no se nada de budismo.- dijo el hombre- No soy budista y tampoco soy
cristiano.-
De
repente pensé que este no creía en nada, salvo en la ley de la
selva o en la madre naturaleza.
-¿Nos
va a matar?-dije yo a punto de llorar.
-No,
mujer, no.-dijo el hombre- A las niñas yo no las mato. Les enseño
que hay que sobrevivir en la naturaleza.-
Claro
y yo soy Jane, la mujer de Tarzán; si pudiera haber dicho, pero
estaba tan asustada que solo pensaba en El Imbécil; mi primo de 4
años, de Carabanchel Alto; un barrio de la ciudad de Madrid. Bueno
en realidad; en Manolito Gafotas, mi otro primo, de 10 años; que era
hermano de El Imbécil. Es muy raro que sus padres se llamen también,
Manolo y Catalina, y que vivan en un piso con su abuelo. Si es que en
mi familia todos somos muy raros o sea un fenómeno paranormal.
Pude
ver que aquel hombre, también era un fenómeno paranormal. Tenía
pinta de ser el hombre lobo, X-men o Lobezno.
-¿La
ley de la selva?-dijo Julie.
-No,
mujer, no.-dijo el hombre poniéndose la mano en la frente con cara
de frustración- Escapar de la policía es lo primero.-
Para
aquel hombre, la policía y la ley, eran sus enemigos; los villanos
peligrosos, sus depredadores y él, la presa inocente que cae
fácilmente en la trampa. Aunque, en realidad; él no caía en
ninguna trampa; sino la policía caía en sus trampas mortales.
Permanecimos
unos cuantas semanas con ese hombre, aunque el hombre nos protegía.
Un
día, la policía nos encontró y el hombre nos dejó en un lugar
seguro, desde el que pudimos ver cómo se subía a lo alto de la
torre de un gran puente que estaba encima de un enorme río, siendo
tiroteado por unos policías y cuando el hombre llegó a lo alto sin
estar herido, Julie me dijo:
-Se
va a tirar al agua y sobrevivirá.-
Según
esto, yo creo que mi hermana puede ver el futuro sin ningún problema
o leer la mente. Pero, cuando estamos en el instituto; está en las
nubes. Ya lleva muchos avisos por parte de los profesores; pero aún
así; aprueba todos los exámenes. Y os preguntaréis; ¿Cómo puede
aprobar la chiquilla, si está en los mundos de yupi? La respuesta;
estudia en casa, y cuando hay exámenes, se pasa toda la noche
encerrada en su habitación, estudiando, hasta las 2:00 de la mañana.
Yo
apruebo casi todos los exámenes, menos los de matemáticas. Ni como
dice mi vecina Berta;
-Por
ser pecadores, Dios os castiga.-
Y
encima se cree muy santa, pero os voy a revelar un gran secreto;
bueno que ya no es, pero os lo cuento; se lió con el conserje.
Si,
si; es cierto, y ahora que su marido se divorció de ella, anda por
el edificio de la comunidad en donde yo vivo, coqueteando con todos
los hombres.
Y
yo creo que por eso, mi madre la llama; Sor Quisquilla. Solo con oír
ese apodo, me dan ganas de reír.
Entonces
el hombre saltó desde lo alto y cayó al agua.
-Es
el hombre lobo.-dije yo, creyendo que era la verdadera identidad de
aquel hombre, porque ni siquiera nos dijo su nombre.
Volvimos
a Madrid con nuestros padres, como una familia; sin olvidar al hombre
lobo.
Si
es que, a nosotros no nos falta ver Expediente X, porque cada día en
nuestra familia, es un fenómeno paranormal.
Actualmente;
mi hermana y yo, tenemos 13 años y aún no olvidamos a aquel hombre
lobo que nos salvó la vida; pero nunca lo volvimos a ver.
Nunca.
Julia: El viaje de las gemelas Julia María y
Julie Marie. Editoriales I.julia.
domingo, 1 de diciembre de 2013
LA LOCA DEL DOCE JOTA.
Erase
una vez una muchacha de 12 años que pesaba 63 kilos, tenía granos
en la cara, llevaba gafas y aparato dental. Era morena y no tenía
los ojos de color porque tenía una enfermedad que le impedían que
el iris tuviese color. Su nombre era Teretha Idubber Crossober. Vivía
en un piso de Madrid (en el doce <<jota>>) con su madre
Alexandra Revilla de 60 años y su gato Bimbú. No tenía padre, ni
amigos y ni nadie con quien hablar. Solo con el gato. Cuando iba al
instituto todos se metían con ella y nadie la defendía. Su madre
nunca la dejo salir sola ni nunca su madre la dejaba ir de fiesta y
nunca la dejaba ir de viaje excepto cuando moría alguien o cuando
había un funeral. La chica en sus ratos libres iba a su habitación
y jugaba con sus juguetes y no tenía ordenador. La madre no le
compraba nada de lo que ella quería y no le dejaba para jugar su
móvil y solo podía utilizar el teléfono fijo. Cuando la chica veía
la tele solo veía las noticias. Su madre no le dejaba ver dibujos
animados, ni series de cachondeo y ni series para adolescentes. Su
madre y ella solo discutían 4 veces al mes. Cuando era su cumpleaños
nadie lo celebraba ni la felicitaba. Ni siquiera su madre y tampoco
nadie le regalaba nada. La chica cuando sonreía se le veían los
dientes de un color amarillento mezclado con blanco. En los recreos
se metía en el cuarto de baño para alumnas del instituto y lloraba
de tristeza pero en silencio. Todos la odiaban porque una vez unos la
engañaron e hizo una cosa muy fea por lo que nadie la quería y por
la noche cuando dormía soñaba con criaturas imaginarias y con
mundos oscuros. Su madre si la quería pero la sumía en un mundo
triste. Su madre de pequeña fue huérfana y por eso la sumía en un
mundo triste. Su padre murió en un terrible accidente de tráfico el
día en que ella nació. Un día su abuela (la madre de su padre)
murió y la primera persona en enterarse era Teretha. Teretha y su
madre siempre quisieron mucho a la abuela. (El abuelo murió mucho
antes de que Teretha naciese). Después de que fuesen al entierro se
enteraron que como herencia iban a recibir una tele que era de la
abuela. Después de recibirla Teretha fue la primera en usar la tele.
Por las noches veía las noticias pero al final se quedaba dormida y
nunca veía el final de las noticias. Una noche ella veía la tele y
no se quedaba dormida pero eran las 3:00 de la mañana, su madre
estaba durmiendo en su dormitorio y la pantalla de la tele se puso
blanca y gris con un zumbido. Entonces vio la imagen de la abuela
moviéndose como si estuviera a punto de salir de la tele y le dijo:-
Teretha, Tere, Teretha pronto nos veremos...- Y la tele se apagó
sola. La chica se quedo aterrorizada y en los siguientes días le
sucedieron cosas misteriosas. Al día siguiente la chica quería
limpiar con la aspiradora y la aspiradora no obedecía pero cuando no
la usaba la aspiradora se encendía y se movía sola, luego iba a
meter unas zanahorias en la batidora y la batidora se encendió sola
y le hirió dos dedos. En la nevera encontró entre la comida pelos
canosos y una dentadura postiza que tiró a la basura y por la noches
cuando su madre dormía ella veía que su gato Bimbú se movía de un
lado para otro y gruñendo como si viese algo que ella no podía ver.
Teretha anotó todo eso en un pequeño cuaderno de apuntes y se
decía:-¿Me estaré volviendo loca?- Un día su madre estaba de
compras cuando llegó al piso y vio a los vecinos llamando
enfurecidos a la puerta y de debajo de la puerta salía una gran
riada de agua. Cuando la vieron le dijeron:-Usted no ha respondido a
nuestras llamadas y muchos apartamentos se están mojando.- La madre
dice:-Cuando me fui no dejé encendido ni un solo grifo, ni el de la
bañera y ni la lavadora. Los únicos que hay dentro son mi hija y mi
gato.- Entonces llamaron a la policía y echaron abajo la puerta y
vieron que de la lavadora salía mucha agua, dentro de la lavadora
había una pantufla desinflada, en la puerta de la lavadora había
colgada una camiseta que pertenecía a Teretha, la tele estaba
encendida y tenía la pantalla en blanco y gris y emitía el zumbido,
toda la casa estaba desordenada y encontraron al gato asustado en un
rincón y no había quien lo sacase de ahí hasta que la madre se lo
llevó. Único testigo el gato. Pero los gatos no pueden hablar y
cuando la policía vio los apuntes de Teretha creyeron que eran los
apuntes de una loca y ninguno de ellos no pudo entender cómo iba a
desaparecer así una loca. Desde entonces sus vecinos la llamaron
<<la loca del doce jota>>. Y desde aquel día nadie la
volvió a ver nunca más.
Julia:
La loca del doce <<jota>>. Editoriales I.julia.
EL CRETINO VALIENTE.
¡Oh
amigos! No sean uno o dos quienes conozcan la historia de terror más
rara que me han contado en mi vida. Me lo contó un hombre. Se llama
el cretino valiente. Os la cuento:
Erase
una vez un hombre que se creía inmortal pero que en realidad no lo
era. Un día intentaba quitar una cizaña que había con una hoz
mientras decía: -¡Menuda calamidad!- Entonces después de quitarla
en el suelo se abrió un pasadizo secreto subterráneo y el hombre
entró en el pasadizo secreto subterráneo que en realidad era una
cueva subterránea. Al entrar el hombre; la entrada se cerró y el
hombre no tubo más remedio que seguir por la cueva a ver a donde
llevaba o a ver si había una salida. Se encontró un montón de
calaveras de verdad. Entonces se le apareció el fantasma de su
novia que murió hace años de una terrible enfermedad. El hombre se
sorprendió y el fantasma le dijo: -¡Por piedad, ayudame!- Y llegó
un vampiro que le dijo al fantasma: -Cásate conmigo o te encerraré
para siempre en tu ataúd y nunca irás al cielo. Ja, ja, ja.- Y el
hombre dijo: -¡Dejadla en paz!- Y el vampiro al oír esas palabras
dijo: -Te reto a un combate a muerte. ¿Aceptas?-
Y
el hombre aceptó. El vampiro le dijo: -Estas son las condiciones. Si
yo gano te daré un vudú de la mala suerte y mis voraces pirañas
come-hombres te comerán vivo y morirás de la terrible peste que
padecen y encerraré a la fantasma para siempre en su ataúd y nunca
irá al cielo.- Y el hombre aceptó. Y lucharon. El hombre estuvo a
punto de perder y morir porque el vampiro le iba a clavar una estaca
en el corazón pero el hombre se la quitó y se la clavó al
vampiro que murió y se convirtió en polvo. El fantasma desapareció
y el hombre encontró la salida y conducía a una casa vieja y
abandonada. La entrada se cerró pero el hombre ya había salido del
pasadizo secreto. Entonces se encontró con unos zombies pero los
zombies le dijeron que eran británicos vegetarianos y que también
tomaban el te y le dijeron que no podía salir a menos que encontrase
un tesoro de verdad no podría salir nunca. Pero el hombre encontró
el tesoro y salió vivo, sano y salvo de la casa. La fantasma se fue
al cielo con Dios. Todo volvió a la normalidad.
Julia:
El Cretino Valiente. Editoriales I.julia.
JULIE Y SUS HISTORIAS DE LA GRAN CIUDAD.
Mi
nombre es Julie Marie González Padilla, una chica con el pelo rubio,
largo y liso de ojos azul cielo, dientes blancos, delgada y un poco
alta, con la piel lisa y suave, mejillas rosadas y labios pintados de
color carmín. Realmente guapa, lista y con ganas de hacer amigos.
Yo
era una joven decidida a instalarme en la gran ciudad estadounidense
cuando solo tenía 30 años. Tuve que despedirme de La Vieja I´
Visillo, de La Blasa y de El Tío de la Vara; fieles amigos míos que
siempre la estaban liando en el pueblo y de José Mota, el gran
cómico deseándole suerte en su trabajo y que tuviese mucho éxito
en otros países además de en España. Les conté que a lo mejor
conocía a La Pantera Rosa ya que me contaron que había sido vista
cerca de donde actualmente vivo.
Compré
un bonito piso cuando me instalé en la gran ciudad de New York,
dispuesta a ganar dinero con un simple trabajo de camarera en un
restaurante.
Siempre
llevaba a diario un vestido rojo con una blusa rosa de manga corta
por debajo, unos zapatos rojos, unas medias rosas en las piernas y
una diadema roja en la cabeza.
En
mi tiempo libre me dedicaba a ser una detective que hacía sus
propias investigaciones. Por ejemplo, de La Pantera Rosa.
Rebuscaba
en libros, en periódicos, en la televisión... Pero nunca la habían
visto en realidad; según se creía.
Un
día, mis investigaciones obsesivas de detective me llevaron hasta un
gran cine en donde se decía que iba a ir aquel día la reina de
Inglaterra.
Yo
fui de incógnito para ver en persona a la reina de Inglaterra porque
era otro de mis grandes sueños; conocer a una reina en persona.
Cuando
entré, había un montón de actores y hombres ricos con trajes
negros, zapatos negros, un pañuelo blanco que les asomaban del
bolsillo sus chaquetas y una pajarita negra, las actrices y mujeres
ricas llevaban elegantes vestidos que llegaban al suelo, zapatos de
tacón, elegantes bolsos, elegantes peinados, algunas llevaban largos
guantes blancos que conjuntaban con el vestido o eran blanco, alguna
que otra joya como pendientes, collares, pulseras, anillos... y
llevaban la cara cubierta de maquillaje como pintalabios, colorete,
rímel, sombra de ojos, pinta uñas en las uñas de las manos, etc.
Estaban
todos en la gran entrada del cine o sea dentro del gran cine, con una
alfombra roja extendida. Algunos hombres se colocaban las pajaritas,
se miraban los zapatos, se echaban un espray para la boca para que el
aliento no les oliese mal... Las mujeres no estaban tan nerviosas
como los hombres, solo se tocaban el pelo un poco y coqueteaban a la
vez que presumían.
Yo
no era ni rica, ni famosa pero una anciana de 60 años que era vecina
mía me había prestado un precioso vestido rojo de manga corta que
llegaba hasta el suelo, unos zapatos rojos de tacón, unos largos
guantes blancos, un bolso rojo, un collar blanco y unos pendientes
con detalles blancos para ir de incógnito y le prometí que se los
devolvería. También me había echado colorete en las mejillas,
rímel en las pestañas, colonia con olor a rosas, me había pintado
los labios de color carmín, me dejé el pelo suelto y me puse mi
típica diadema roja.
Algunos
hombres me miraban con cortesía y coquetería, mientras que la
mayoría de las mujeres ni siquiera me miraban; solo hablaban de la
reina de Inglaterra y de hombres.
Me
puse en un sitio en el que no llamaría mucho la atención, dispuesta
a darle la mano cortésmente a la reina y a veces me ponía nerviosa
y movía mi mano derecha arriba y abajo ensayando el saludo.
Me
sentía muy sola entre tanta gente importante, hasta que de repente
llegó corriendo un hombre de más o menos 40 años; moreno, con los
ojos marrones y un poco más alto que yo; casi de mi misma altura con
un traje negro, unos zapatos negros, con una pajarita negra y sin
pañuelo en el bolsillo de su chaqueta. Solo yo fui la única que lo
miró. Se puso a mi lado, a la izquierda de mi y movía su mano
derecha arriba y abajo ensayando el saludo. De repente, un hombre que
había a su izquierda se colocaba el pañuelo que llevaba en su
chaqueta. Aquel hombre que estaba a mi lado sacó un papel blanco, lo
dobló como si fuese un pañuelo y lo metió dentro del bolsillo de
su chaqueta haciendo que el papel quedase asomado del bolsillo de su
chaqueta como los demás pañuelos. A continuación se echó un poco
de espray en la boca y miró a los zapatos del hombre de su lado,
metió la punta de su dedo pulgar de su mano derecha en su boca y lo
sacó de la boca, dando lugar a que se agachase y se mirase los
zapatos e intentó quitar una mota de algo que había pegada en su
zapato derecho. Después como no tenía nada para limpiarse el dedo,
bajó la cremallera de la bragueta del pantalón del traje, metió el
dedo dentro y se lo limpió.
De
repente llegó la reina de Inglaterra y aquel hombre todavía no
había sacado el dedo de la bragueta, lo peor; la bragueta aún
seguía bajada. Alarmada de la situación, decidí reaccionar.
-¡Sire!
(Que significa: ¡Señor!)-le dije yo creyendo que aquel hombre no
entendía español y miré la bragueta abierta.
El
hombre me entendió e sacó su dedo pero yo le dije:
-¡Sire!-
Y
el hombre vio que todavía tenía la bragueta abierta e intentó
subírsela pero la cremallera se había quedado atascada y la reina
andaba cerca.
-¿Can
I help you? (Que significa: ¿Puedo ayudarte?)-pregunté yo muy
preocupada.
-Yes,
please. (Que significa: Si, por favor.)-me respondió el hombre.
Entre
los dos logramos subir la cremallera de la bragueta de sus pantalones
sin que nadie se diese cuenta y fingimos que todo iba normal.
-Thanks,
for save me. (Que significa: Gracias por salvarme.)-me dijo el
hombre.
Yo
solo le respondí:
-You´re
welcome. (Que significa: De nada)-
Le
di la mano a la reina en cuanto se acercó a mi y después, la reina
iba a darle la mano a aquel hombre; pero el hombre en vez de darle la
mano, le dio un cabezazo en la cabeza sin querer, haciendo que la
reina cayese dolorida al suelo y varias personas fuesen a ayudarla.
El
hombre, avergonzado por lo que había hecho; se marchó de allí
corriendo.
Yo
corrí tras el hombre, tratando de alcanzarle pero lo perdí de vista
pasando un par de calles y me marché decepcionada a mi casa,
tratando de pensar, solo en conocer a La Pantera Rosa y probar que
existe.
De
repente me choqué con un hombre que era inspector con pelo gris y un
bigote gris, uniformado de más o menos 40 años también, como aquel
hombre al que conocí.
-Sorry,
sire. (Que significa: Lo siento, señor.)-dije yo.
-No
importa.-me respondió el inspector con acento francés sacando un
pequeño diccionario del bolsillo de la chaqueta de su uniforme y
mirando el significado.
-¿Usted
habla español?-pregunté yo muy sorprendida de que hablase mi
idioma.
-Si,-dijo
el inspector muy sorprendido también de que yo hablase español-
¿Usted también?-
-Si-
dije yo y luego le tendí la mano cortésmente- Soy Julie Marie
González Padilla. ¿Y usted?-
El
inspector me tomó suavemente la mano- Inspector Crussoe. Hablo
francés y español.-
-¿Viene
de Francia o de España?-pregunté yo.
-Vengo
de Francia.- dijo el inspector Crussoe- Mi padre era de París y mi
madre era de España.-
-¿Y
vino a trabajar a New York?-pregunté yo.
-Si-
dijo el inspector- Y no solo eso; también vine para conocer a La
Pantera Rosa y probar que existe en realidad.-
-Como
yo- dije yo- Yo vine a New York para trabajar y para conocer a La
Pantera Rosa y probar que existe en realidad.-
-Veo
que eres como yo.-dijo Crussoe- ¿Eres de España?-
-Si.-dije
yo.
-¿Te
gustaría intentar descubrir a La Pantera Rosa conmigo?-preguntó
Crussoe esperando un si.
-Por
supuesto- dije yo.
-Entonces,
¿socios?-preguntó Crussoe esperando un si.
-Si-
dije yo- encantada de ser tu socia.-Y luego miré una caja que tenía
entre sus manos-¿Qué lleva en esa caja?-
-Es
una copia del diamante de La Pantera Rosa.-dijo Crussoe abriendo la
caja y enseñando una copia del diamante de La Pantera Rosa, ese tan
famoso que hay en un gran museo de New York- Me lo dieron por
recuperar el verdadero diamante.-
-¡Eso
es maravilloso!-dije yo.
Ahora
soy detective, y junto a Crussoe buscamos desesperadamente a La
Pantera Rosa, pero no solo eso. También participamos en una
investigación privada para encontrar el verdadero diamante de La
Pantera Rosa que fue robado esa misma noche, aunque yo creo que si
era de La Pantera Rosa; se lo pudo llevar La Pantera Rosa.
Y
el hombre de la noche del robo, no era nada más y nada menos que el
famoso Mr. Bin.
Julia:
Julie y sus historias de la gran ciudad. Editoriales I.julia.
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