Erase
una vez una muchacha de 12 años que pesaba 63 kilos, tenía granos
en la cara, llevaba gafas y aparato dental. Era morena y no tenía
los ojos de color porque tenía una enfermedad que le impedían que
el iris tuviese color. Su nombre era Teretha Idubber Crossober. Vivía
en un piso de Madrid (en el doce <<jota>>) con su madre
Alexandra Revilla de 60 años y su gato Bimbú. No tenía padre, ni
amigos y ni nadie con quien hablar. Solo con el gato. Cuando iba al
instituto todos se metían con ella y nadie la defendía. Su madre
nunca la dejo salir sola ni nunca su madre la dejaba ir de fiesta y
nunca la dejaba ir de viaje excepto cuando moría alguien o cuando
había un funeral. La chica en sus ratos libres iba a su habitación
y jugaba con sus juguetes y no tenía ordenador. La madre no le
compraba nada de lo que ella quería y no le dejaba para jugar su
móvil y solo podía utilizar el teléfono fijo. Cuando la chica veía
la tele solo veía las noticias. Su madre no le dejaba ver dibujos
animados, ni series de cachondeo y ni series para adolescentes. Su
madre y ella solo discutían 4 veces al mes. Cuando era su cumpleaños
nadie lo celebraba ni la felicitaba. Ni siquiera su madre y tampoco
nadie le regalaba nada. La chica cuando sonreía se le veían los
dientes de un color amarillento mezclado con blanco. En los recreos
se metía en el cuarto de baño para alumnas del instituto y lloraba
de tristeza pero en silencio. Todos la odiaban porque una vez unos la
engañaron e hizo una cosa muy fea por lo que nadie la quería y por
la noche cuando dormía soñaba con criaturas imaginarias y con
mundos oscuros. Su madre si la quería pero la sumía en un mundo
triste. Su madre de pequeña fue huérfana y por eso la sumía en un
mundo triste. Su padre murió en un terrible accidente de tráfico el
día en que ella nació. Un día su abuela (la madre de su padre)
murió y la primera persona en enterarse era Teretha. Teretha y su
madre siempre quisieron mucho a la abuela. (El abuelo murió mucho
antes de que Teretha naciese). Después de que fuesen al entierro se
enteraron que como herencia iban a recibir una tele que era de la
abuela. Después de recibirla Teretha fue la primera en usar la tele.
Por las noches veía las noticias pero al final se quedaba dormida y
nunca veía el final de las noticias. Una noche ella veía la tele y
no se quedaba dormida pero eran las 3:00 de la mañana, su madre
estaba durmiendo en su dormitorio y la pantalla de la tele se puso
blanca y gris con un zumbido. Entonces vio la imagen de la abuela
moviéndose como si estuviera a punto de salir de la tele y le dijo:-
Teretha, Tere, Teretha pronto nos veremos...- Y la tele se apagó
sola. La chica se quedo aterrorizada y en los siguientes días le
sucedieron cosas misteriosas. Al día siguiente la chica quería
limpiar con la aspiradora y la aspiradora no obedecía pero cuando no
la usaba la aspiradora se encendía y se movía sola, luego iba a
meter unas zanahorias en la batidora y la batidora se encendió sola
y le hirió dos dedos. En la nevera encontró entre la comida pelos
canosos y una dentadura postiza que tiró a la basura y por la noches
cuando su madre dormía ella veía que su gato Bimbú se movía de un
lado para otro y gruñendo como si viese algo que ella no podía ver.
Teretha anotó todo eso en un pequeño cuaderno de apuntes y se
decía:-¿Me estaré volviendo loca?- Un día su madre estaba de
compras cuando llegó al piso y vio a los vecinos llamando
enfurecidos a la puerta y de debajo de la puerta salía una gran
riada de agua. Cuando la vieron le dijeron:-Usted no ha respondido a
nuestras llamadas y muchos apartamentos se están mojando.- La madre
dice:-Cuando me fui no dejé encendido ni un solo grifo, ni el de la
bañera y ni la lavadora. Los únicos que hay dentro son mi hija y mi
gato.- Entonces llamaron a la policía y echaron abajo la puerta y
vieron que de la lavadora salía mucha agua, dentro de la lavadora
había una pantufla desinflada, en la puerta de la lavadora había
colgada una camiseta que pertenecía a Teretha, la tele estaba
encendida y tenía la pantalla en blanco y gris y emitía el zumbido,
toda la casa estaba desordenada y encontraron al gato asustado en un
rincón y no había quien lo sacase de ahí hasta que la madre se lo
llevó. Único testigo el gato. Pero los gatos no pueden hablar y
cuando la policía vio los apuntes de Teretha creyeron que eran los
apuntes de una loca y ninguno de ellos no pudo entender cómo iba a
desaparecer así una loca. Desde entonces sus vecinos la llamaron
<<la loca del doce jota>>. Y desde aquel día nadie la
volvió a ver nunca más.
Julia:
La loca del doce <<jota>>. Editoriales I.julia.
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